Es interesante el análisis
comparado de los conflictos escogidos porque tienen un elemento en común, que
por lo demás se repite en otras crisis de relevancia internacional que desembocan
en el involucramiento de las potencias del sistema, a saber, la política de
alianzas.
La política de alianzas tuvo
como consecuencia que conflictos de actores periféricos involucraran a las
grandes potencias del sistema.
Otra coincidencia que permite
explicar el escalamiento de la crisis hasta una guerra total, es el ascenso de
una de las potencias del sistema que amenazaban la estabilidad del sistema
(Atenas en el caso de la Guerra del Peloponeso; Alemania en el periodo que
precedió a la Primera Guerra Mundial).
Esta prueba, desde una
perspectiva neorrealista, tratará de evidenciar, a través del estudio comparado
de la Guerra del Peloponeso y la Primera Guerra Mundial, como la búsqueda de la
hegemonía de una de las potencias pone en peligro la estabilidad del sistema, y
cuál es la respuesta habitual de los otros actores, en especial las potencias,
frente a ese escenario.
Medio
Ambiente.
Desde un punto de vista
físico ambos conflictos no tienen similitudes evidentes, pero si hay un
elemento físico relevante en ambos
procesos de crisis, a saber, el mar.
Atenas era la primera
potencia marítima y su intención de control hegemónico del sistema que formaba
parte se fundamentaba en el control de los mares.
Alemania, debido al
pensamiento geopolítico del emperador Guillermo II, buscaba arrebatar el
dominio de los mares al Reino Unido, imperio que admiraba y, a causa de ese
sentimiento intento imitar y, finalmente, desafiar.
Rusia tenía un interés
marítimo no satisfecho que con sólo una guerra europea podría alcanzar. El
Imperio euroasiático deseaba tomar posesión de Constantinopla y, gracias a
ello, control de los estrechos.
De tal guisa que no se
pueden entender ambos conflictos sin acudir al mar como aspecto físico
relevante que, sin tener el mismo rol en ambos casos, si está presente en la
estrategia de las citadas potencias.
En el caso ateniense la
ventaja naval no impidió la derrota sufrida y, por el contrario, la
desventaja naval de las potencias centrales (y su principal actor: Alemania),
si fue determinante en su derrota.
Principales
actores y sus intereses.
Ambos conflictos involucran
a las grandes potencias del sistema y a otros actores menores.
La Guerra del Peloponeso
enfrentó a la Liga de Delos, encabezada por Atenas, y a la Liga del Peloponeso,
liderada por Esparta.
Por su parte la Primera
Guerra Mundial enfrentó a la Triple Entente, compuesta por Francia, Reino
Unido, Rusia (que se resta del conflicto luego de la revolución bolchevique en
1917), además de otros actores menores (como Serbia y Túnez), con la Triple
Alianza compuesta por Alemania (potencia emergente del sistema), el imperio
Austro-Húngaro, el imperio Otomano y otros actores de segundo orden como
Bulgaria (Italia se incorpora en 1915).
Atenas era
la potencia naval de la época. La polis griega en que se había desarrollado la
democracia, una rica filosofía y un vibrante comercio.
Favorecida por su poderío
naval, la superpotencia de la Hélade organizó la Liga de Delos, que consolidó
su posibilidad de imponer las reglas del sistema.
Esparta,
polis griega monárquica y militarizada, para oponerse al ascenso ateniense, se
valió de la Liga del Peloponeso, alianza militar que en definitiva la
arrastrará a la confrontación directa con Atenas. .
Inglaterra a
fines del siglo XIX y principios del XX, al igual que Atenas en el siglo de oro
de Pericles en el mundo Heleno, había alcanzado el sitial de primera potencia
y, gracias a sus colonias y armada, tenía el control de los Mares. Su mayor interés era no perder dicho dominio
y Alemania era una seria amenaza. Pero el hecho que arrastró a Inglaterra al
conflicto fue la falta de respuesta frente a la demanda británica de respeto a
la neutralidad de Bélgica.
Francia
también tenía colonias y se veía amenazada con el ascenso alemán, además de
tener un claro interés nacional en Alsacia y Lorena, regiones que había perdido
a manos de Alemania, así como también tenía una aspiración territorial en la
cuenca del Saare.
Rusia,
enemigo histórico de Alemania (y de Prusia en otra época), no podía permitir su
ascenso por motivos de seguridad y, por otra parte, una guerra europea podía
permitir su expansión territorial en zonas estratégicas.
Alemania
tenía un proyecto de hegemonía mundial, la Weltpolitik.
El
imperio Austro-Húngaro buscaba evitar la desintegración a
manos de los grupos nacionalistas de los países que lo conformaban.
Estados
Unidos ingresa a la “Gran Guerra” para reconfigurar el sistema
internacional a partir de principios idealistas.
Dada la multitud de actores
involucrados y la extensión de su compromiso en la guerra, se puede afirmar que
ambos conflictos comparten el rótulo de “guerras totales”.
Amenazas
a la estabilidad del sistema.
Las guerras totales
normalmente se asocian a otro concepto que es fundamental para comprender la teoría realista, pero que la sobrepasa, ya que
todo estadista, de un modo u otro lo aplica en la toma de decisiones, a saber,
el equilibrio de poder.
El equilibrio de poder,
principio de acción política, también conocido como “balance de poder”, es un
“principio orientador y categoría de análisis, tanto para quienes diseñan
políticas y negocian a nivel internacional, como para quienes cultivan
académicamente la política internacional”.
En el caso de la Guerra del
Peloponeso, la expansión del poderío ateniense, y el temor que provocó en
Esparta, hizo inevitable el conflicto. Se había roto el equilibrio bipolar
flexible.
Previo a la primera guerra
mundial, el mundo estaba dominado por potencia europeas (todavía Estados Unidos
no emerge como superpotencia del sistema), conformando un sistema multipolar
flexible, en una época en que el nacionalismo estaba presente en sus
actores.
En este contexto Alemania
comienza a crecer con gran fuerza y, el espacio territorial que a mediados del
siglo XIX estaba fragmentado (compuesto por cientos de pequeños Estados), a
principios del siglo XX era uno de los países más grandes de Europa y con un
desarrollo económico y militar que amenazaba el equilibrio de poder.
Una idea similar se
desprende de la obra de Tucídides: “en virtud de una necesidad natural el
fuerte domina al débil”.
En ambos conflictos el
ascenso de potencias provocó un ambiente propicio para la “guerra total”, pero
la política de alianzas fue determinante en su inicio.
El asesinato del archiduque
Francisco Fernando en Sarajevo a manos del nacionalista bosnio Gavrilo Princip,
fue clave en el inicio de la “Gran Guerra”, sobre todo luego de la negativa
serbia a permitir a los oficiales austriacos investigar los complots de los
agitadores Pan-eslavos, lo que implicó el ataque
austro-húngaro a Serbia, que Rusia defendiera a Serbia y el ingreso de Alemania
en la Guerra en apoyo del imperio Austro-húngaro y, en definitiva, involucrar a
todos los grandes actores del sistema internacional.
En el conflicto pan-helénico
Atenas y Esparta se enfrentan luego de episodios en que concurren en auxilio de
sus aliados, específicamente en los asuntos de
Corcira, de Potidea y de Megara.