Euro-visión.
Los conflictos que tienen por
fundamento la identidad son inherentes a naturaleza humana, tanto a nivel individual,
local como global. La adolescencia es la etapa en que más se evidencia dicho
conflicto pero puede presentarse, o al menos estar latente, durante toda la
vida.
No sabemos si Conchita Wurst
tiene, o ha sufrido, un conflicto de identidad, pero es evidente que su triunfo
en Eurovisión no ha aplacado las críticas que emergen desde los cinco
continentes, ni mucho menos el fervor de quienes, por diferentes motivos, la
apoyan.
Evidentemente la discusión no se
centra en los méritos musicales de la artista sino sobre su identidad sexual.
Entrando en la polémica el
conocido twittero Pablo Bello[1] manifestó:
“Europa occidental en lo “políticamente correcto”. Ya resulta cansino”, para
luego agregar, “Sin barba no gana”. Sus mensajes, en formato de 140 o menos
caracteres, le costaron furiosas
críticas de sus seguidores.
En Rusia el Ministerio de
Comunicaciones recibió una petición para prohibir la emisión de Eurovisión 2014
debido a la participación de la cantante austriaca. El diputado Ruso Vitali Milanov recomendó al
Comité Nacional de Eurovisión boicotear el concurso ya que, a su juicio, “la
transmisión podría ofender a millones de rusos.”[2] En Bielorrusia hubo manifestaciones públicas por el mismo motivo[3].
El diario ABC, en su edición online,
publicó un artículo titulado “¿Homofobia en Eurovisión?”, en el que se afirma
que el representante armenio (favorito en ese momento en las apuestas para
ganar el certamen), dijo a propósito de la participación de Conchita: “No es
normal ni adecuado. Ojalá en Copenhague le ayudemos a decidir si es un hombre o
una mujer”[4]. El
mismo artículo informa las críticas que ha recibido la televisión pública de
Azerbaiyán por emitir imágenes de la austriaca.
Una canción, en la que la
intérprete expresa haber sido rescatada por el amor, enfundada en un apretado vestido y con
frondosa barba, crea un conflicto valórico global.
Cuando todavía la sombra de las
leyes rusas en que se sancionan las conductas públicas homosexuales está
presente y el eco de Socchi 2014 aún resuena, el debate continúa aumentando de
decibeles.
Vean este link, la controversia continúa: http://www.bbc.com/news/magazine-27443936
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